Personas que han sufrido abandono emocional o pérdida de sus padres a temprana edad, o bien quienes han sido reprimidos emocionalmente, en especial aquellas de personalidad reservada, son suceptibles de albergar este tipo de sentimientos y en algunos casos llevarlos al extremo. Es menos frecuente en personas que tienen un alto respeto por sí mismos, pertenecen a familias bien constituidas y que además están dispuestos a jugar las reglas del amor de manera inteligente y a aceptar sus consecuencias como algo normal en la vida.
Otros sin embargo accidentalmente obtienen este tipo de vivencias de una manera menos traumática, flirtean constantemente o buscan un objeto de deseo inalcanzable.
Ese objeto inalcanzable puede ser, por dar un ejemplo frecuente, una mujer hermosa, normalmente distante, de clase social quizás superior y dotada de rasgos de su personalidad que el sujeto considera como superiores a sí mismo; o bien, una chica normal pero que el sujeto idealiza en forma sobredimensionada.
Para la mayoría de la gente que sufre por un amor no correspondido es ésta una experiencia tortuosa y desdichada y que a ratos cae en el masoquismo y depresión.
Sin embargo simultáneamente a veces puede ser una gran fuente de satisfacción la sensación de tener a alguien a quien amar, aunque ese amor no sea recíproco. El que ama puede considerar que compensa tener esa vivencia aunque tenga la sensación emocional de angustia. Prefiere estar enamorado sin ser correspondido que no sentir nada. Aunque en otros casos puede ser una sensación frustrante y negativa y que no desearían repetir. Incluso una misma persona puede pasar de momentos en los cuales siente euforia por sentirse enamorado/a, a otros en los cuales siente tristeza extrema al recordar que el objeto del amor es inalcanzable.
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